Valdivia desempeñó un papel estratégico durante la época colonial. Ubicada en la desembocadura de un extenso sistema fluvial, reunía condiciones de seguridad y permitía acceder a un amplio territorio, abundante en población y recursos naturales.
Fundación de la ciudad
A lo largo de todo el período colonial, Valdivia desempeñó un papel estratégico y decisivo no sólo para resguardar la colonización del Reino de Chile, sino también para la defensa de todas las posiciones españolas en el Mar del Sur; puesto que era el lugar perfecto para el reabastecimiento de las expediciones enemigas que lograban sortear con éxito la travesía del Estrecho de Magallanes y donde, además, éstas podían establecer un peligroso entendimiento con los indígenas de la región.
La fundación de Valdivia data de 1552 y para su emplazamiento se escogió un lugar en la desembocadura de un extenso sistema fluvial, que reunía condiciones de seguridad y permitía acceder a un amplio territorio, abundante en población y recursos naturales. Sus primeros años de vida no fueron fáciles. A la permanente hostilidad de los mapuches se agregó la escasez de metales preciosos y el reducido aumento de la población blanca, ya que los colonos hispanos siempre estaban dispuestos a abandonar su condición de vecinos para partir a otros lugares en busca de fortuna. En 1575, la incipiente villa resultó seriamente afectada por un terremoto; y dos décadas más tarde fue abandonada, como consecuencia del alzamiento mapuche de 1598.
El abandono de la ciudad representaba un poderoso atractivo para los enemigos de la corona española, ya que disponían allí de un sitio para establecerse e introducir una cuña en los dominios hispanos del Pacífico. La oportunidad fue aprovechada en 1643 por una expedición holandesa, que intentó sin éxito colonizar la región. La evidencia del peligro convenció al monarca Felipe IV para ordenar la pronta repoblación de la ciudad y dotarla de un complejo sistema de fortificaciones artilladas. La tarea fue confiada a Antonio de Toledo, hijo del virrey del Perú, quien encabezó una expedición de diecisiete galeones y mil ochocientos hombres, provistos de lo necesario para construir las defensas costeras, disponer las baterías, poblar el asentamiento e instalar ahí un cuerpo del ejército del rey. El diseño de la obra fue responsabilidad del propio Toledo, que concibió la protección del ingreso al estuario del río Valdivia con fuego cruzado de artillería desde el frente y los costados, proveniente de los castillos-fortalezas de Mancera, Niebla, Corral y Amargos; los trabajos estuvieron concluidos hacia 1680.
El complejo defensivo valdiviano fue reacondicionado y reforzado a partir de 1764, con ocasión de la Guerra de los Siete Años entre España e Inglaterra. El estudio y ejecución del proyecto fue encomendado por Carlos III a profesionales del Real Cuerpo de Ingenieros Militares, quienes ampliaron y mejoraron las instalaciones hasta convertirlas en la principal fortaleza hispana del Pacífico. El bastión de Valdivia permaneció inexpugnable a los enemigos de España durante el período colonial y sólo fue sometido al final de las guerras de Independencia.
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